Conforme avanza el discurso sobre el calentamiento global y la crisis climática, nuevos horizontes son planteados desde el capital, en este afán permanente de adaptarse a las nuevas realidades sin perder un ápice de su fuerza comercial y extractiva. En este contexto, nace y cada día se hace más fuerte la transición energética como un nuevo componente capaz de resolver las emisiones de CO2 sin desprenderse de los estándares de progreso y desarrollo planteados desde la modernidad. Un nuevo elemento, aunque no viene solo, es el litio, clave para procesar baterías capaces de almacenar energía y transitar, dicen, de los hidrocarburos a la energía limpia. Como buen proceso de impulso a esta nueva y potencial fuente energética y en consecuencia, de altísimo valor económico, a partir del 2019 en México, la empresa británica Bacanora Lithium anunció el proyecto Sonora Lithium, ubicado en el municipio de Bacadehuachi en la Sierra Madre Occidental en el estado de Sonora, y de inmediato el país fue colocado entre los principales baluartes de bancos de litio en el mundo. Si bien no existe por ahora une conflicto abierto y una oposición fuerte al nivel local, el anuncio de este primer proyecto de exploitación del litio en México ha despertado un debate a nivel nacional y ha sido criticado desde organizaciones como la Red Mexicana de Afectadxs por la Minería (REMA) y Mining Watch Canadá por sus consecuencias geopoliticas y especulativas, los futuros impactos socioambientales que generará y el falso concepto de "minería verde" asociado a la promoción de los proyectos mineros de minerales declarados "esenciales" para el proceso de transición energética. Ha sido considerado como el proyecto minero con mayores reservas probadas a nivel mundial con 243.8 millones de toneladas [1] [2]. Sin embargo, después de ese primer anuncio, hubo declaraciones contrarias por parte de las autoridades mexicanas (Secretaría de Economía y Servicio Geológico Mexicano), haciendo dudar sobre la abundancia y apuntalando la presencia de reservas menores en este proyecto. Según las fuentes, existen grandes diferencias en las estimaciones de reservas de litio de este proyecto y de México en general: de acuerdo con las empresas involucradas en este proyecto (Gangfeng Lithium y Bacanora Lithium), México se encuentra respectivamente en el cuarto y sexto lugar en términos de reservas de litio, mientras que para el US Geological Survey (USGS) está en el décimo lugar y para el Servicio Geológico Mexicano (SGM) en el decimotercero lugar [3]. Este proyecto tiene una superficie total de 100 mil ha, constituido de 9 concesiones vigentes (15 mil ha en total) y una en trámite de 87 mil ha, esta última un reto político, empresarial y comercial que deberá sortear la actual presidencia de la república quien ha negado la entrega de nuevas concesiones mineras en lo que va de su mandato (2018-2021). Como es un depósito de litio en arcillas su extracción será por medio de la técnica a cielo abierto con un tajo proyectado de 129 ha y una planta de procesamiento. La extracción está prevista en dos etapas; la primera comienza en este 2021 con una inversión de 450 millones de dólares y una producción estimada de 17 mil toneladas anuales, mientras que la segunda, prevista para 2023, lo hará con una inversión 350 millones de dólares y una producción estimada de 35 mil toneladas anuales. La planta integrada ha sido diseñada para procesar inicialmente 1.1 millones de toneladas de mineral por año, durante la etapa 1, y posteriormente aumentar a unos 2,2 Mt por año en la etapa 2, produciendo 17,500 toneladas por año (tpa) y 35,000 tpa de carbonato de litio, respectivamente. El diseño de la planta también incluye un circuito para producir hasta 30.000 tpa de producto K2SO4 / SOP a través de una serie de etapas de evaporación y precipitación [1] [4]. Sin embargo, fuera de esta numeralia, a partir del conocimiento que se tiene sobre el proceso de extracción minero, este proyecto continúa con la etapa de exploración, así que las cifras siguen bajo construcción del inventario de los activos mineros y la diferencia entre los recursos medidos, indicados e inferidos, aunque sin duda ya muestran valores de recursos minerales, conforme avanzan en la clasificación de las reservas minerales probadas y probables. La otra etapa ya cita el desarrollo de proyecto. No obstante, ambos procesos van por detrás de la fuerte especulación comercial que se ha gestado con este proyecto a tal grado que, aun sin extraer un solo gramo de litio, esta empresa ha recibido ganancias de cerca de 170 millones de dólares [9]. Empresas involucradas y disputa geopolítica Bacanora Lithium, con sede principal en el Reino Unido, es la empresa matriz promovente del proyecto. La otra con un papel preponderante en este proyecto es la empresa china Gangfeng Lithium, una de las mayores generadoras de productos de litio al nivel mundial con 10 fábricas de baterías en China e inversiones en 8 proyectos mineros de extracción de litio repartidos en 5 países (México, China, Irlanda, Australia y Argentina) [5]. Gangfeng Lithium es el accionista mayoritario de la empresa Bacanora Lithium, pasó de tener el 17.4% de las acciones al 28.9%. Además, Ganfeng hizo una inversión inicial del 22.5% en las acciones de la empresa Sonora Lithium Ltd., subsidiaria de Bacanora Lithium para el proyecto en Sonora, que aumentó al 50% en febrero del 2021 [4] [6]. El proyecto de Sonora Lithium tiene ahora 2 dueños por medio de una joint venture: Bacanora Lithium y Gangfeng Lithium. En mayo del 2021 Ganfeng hizo una oferta de adquirir la totalidad de las acciones que aún no posee en la empresa Bacanora Lithium a un precio de 0.95 dólares por acción para quedarse como único dueño del proyecto en Sonora [7] [8]. Esta oferta por ahora está sujeta a la aprobación de las autoridades regulatorias, y al visto bueno de los consejos de administración de ambas compañías. Dicha oferta hizo disparar el 26% las acciones de Bacanora Lithium es la bolsa de valores en Londres y de concretarse, el valor de mercado de Bacanora Lithium sería de aproximadamente 365 millones de dólares, lo que representa un aumento de 226 millones de dólares comparando con el valor de mercado de la empresa hace un año [9]. Como mencionábamos, este aumento de valor de mercado sin que todavía la empresa haya iniciado con la operación y extracción del litio en Sonora, es una muestra de la gran especulación existente con el mercado del litio a nivel mundial. El aumento progresivo de la participación de la empresa Ganfeng en este proyecto y su actual voluntad de quedarse como dueño único, muestra también lo estratégico del proyecto de Sonora en el negocio global del litio. Por supuesto que también llama la atención el papel de la empresa Gangfeng quien reproduce en el proyecto en Sonora una estrategia que ha desarrollado en Argentina adquiriendo de manera progresiva una participación mayoritaria en las empresas que desarrollan los proyectos de litio Mariana y Olaroz-Cauchari, que han generado conflictos con la población local [10] [11] [12]. Al respeto al lugar de destino del litio que se pretende extraer en el proyecto de Sonora, Gangfeng tiene derecho al 50% de la producción del carbonato de litio que se extraerá en la fase 1, y el 75% de litio de la fase 2. A su vez, la empresa china firmó un acuerdo en 2018 con la empresa estadounidense Tesla para asegurar el suministro de litio para sus operaciones en la planta de baterías y autos que tiene en Nevada (EE. UU.), en asociación con la empresa Panasonic [4]. Para la otra mitad del carbonato de litio que se extraerá en la fase 1 existe un acuerdo con la empresa japonesa Hanwa, accionista minoritaria (4%) de la empresa Bacanora Lithium. El carbonato de litio pretende ser exportado por medio de Puerto Guaymas ubicado dentro de la misma entidad de Sonora. Sin duda este proyecto se encuentra enmarcado dentro de la disputa geopolítica mundial por el control del litio y otros minerales críticos relacionados con el proceso mundial denominado “transición energética”. No es casualidad que, además de los mercados asiáticos que este proyecto pretende abastecer en una primera fase, existen también los intereses de uno de los otros principales consumidores de litio al nivel mundial: los Estados Unidos de América, cuya ubicación geográfica resulta ser muy estratégica en el contexto de los proyectos de litio en México (el proyecto de Sonora Lithium está ubicado a menos de 200 km de la frontera con EE. UU.). Actualmente los EE. UU. son totalmente dependientes de los mercados externos para sus importaciones de carbonato de litio, tal como de la importación del litio ya industrializada, dato que no es menor ante la fuerza del mercado automotriz de esa nación y basta señalar que, al 2020 el 90% de sus importaciones de litio provenían de Argentina y Chile. No hay duda de que el litio de México es ya muy relevante para el futuro inmediato de los EE. UU., lo cual ya se encuentra incorporado con fuerza en los nuevos acuerdos multilaterales firmados con este país recientemente. El nuevo acuerdo comercial (T-MEC) firmado entre los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, señala que las baterías de litio son un componente “esencial” para la industria automotriz, y determina un plazo de 3 años para alcanzar un 75% de contenido regional. Estas medidas para incrementar el consumo de productos de litio extraído en la región, sumadas al hecho de que la producción mundial está actualmente concentrada en Australia y Sudamérica, ponen más presión sobre los yacimientos de este mineral ubicados en México y Canadá, por mencionar sólo algunos, en los que varias empresas están intentando instalarse para suministrar litio para la industria automotriz regional [4]. La transición energética y el falso discurso de la minería verde y los impactos verdaderos del proyecto Sonora Lithium Este proyecto ha sido anunciado como clave para reducir los efectos del cambio climático. La empresa Bacanora declaró al respeto;"los materiales que facilitarán la transición verde, como el litio, se han convertido en el centro de atención. La transición energética llegó para quedarse, y nuestro proyecto de Sonora tiene un papel importante"[13]. El tema se alinea totalmente con la declaración del ex titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), quien consideró al litio con el "nuevo petróleo" [14], así mismo como lo hizo el también ex subsecretario de Minería de la Secretaría de Economía, al declarar que;“Sin minería no va a haber transición energética" y que“el sector minero es estratégico para el desarrollo no sólo económico del país, sino social, democrático e incluso en los temas urgentes sobre cambio climático” [15]. La especulación comercial, el discurso de la transición energética, las declaraciones de políticos antagónicos como el de protección al ambiente y del precursor de la minería son solamente una parte del actual debate que existe sobre el litio a nivel nacional, aunque muchos de los argumentos carecen de criterios y datos concretos que valga la pena resaltar, como sucede con el senador Armenta cuando habla de una posible nacionalización del litio y el mismo al poco tiempo recula para plantear una forma distinta para que el gobierno mexicano busque mejor fomentar procesos de Asociación Público Privada (APP) para la explotación del litio [17]. Declaraciones van y vienen todos los días y, en ese contexto, se van creando tensiones de diferentes matices y colores entre los inversionistas, las empresas, los políticos, la academia y las resistencias, sin embargo, al final del día la única regla que matizará el destino del litio se encuentra dentro de los acuerdos de libre comercio que tiene México con varios países, en particular con Reino Unido, pero no solamente, donde la empresa Bacanora Lithium tiene su sede, y con quién México está negociado un nuevo acuerdo comercial bilateral [16]. Es importante no olvidar que existe una concesión que abarca 87 mil hectáreas circunscritas a este proyecto de litio, la cual aun no ha sido autorizada por el gobierno mexicano y de ahí la importancia de mirar si el presidente actual aguantará la presión comercial de un bien natural que está en la cima de la transición energética comercial mundial. Ante este patrón de desinformación, especulación y nuevo proyecto comercial mundial, la Red Mexicana de Afectada/os por la Minería (REMA) ha criticado prácticamente todas las posturas y declaraciones que apuntan a fomentar la extracción del litio en México, entre otras razones porque se sigue promoviendo el extractivismo minero sin cuestionar sus impactos: “Sus propuestas de “transición energética” no significan ningún cambio de modelo y repiten las mismas estructuras coloniales y de acumulación de capital que la industria minera reproduce en el mundo. ¿Cómo se puede hablar de una transición, cuando lo que se busca es un incremento acelerado de la extracción minera, para el aumento de las ganancias para sus empresas que sólo generan despojo e impactos a los pueblos y comunidades? Es el mismo modelo capitalista, al que ahora se quiere pintar de verde” [18]. Es importante analizar los detalles del proyecto de Sonora Lithium, no sólo de su significado concreto, sino también de los antecedentes que el modelo extractivo ha impuesto en todo el mundo a partir de marcos regulatorios, comerciales y ambientales elaborados para facilitar el despojo y el desplazamiento forzado acompañado de contaminación ambiental y severos e irreversibles daños a la salud. Con el litio nuevamente se hace evidente que, el hecho de extraer un mineral definido como esencial para el proceso denominado “transición energética” y, el cual ha sido determinado desde la lógica corporativa, no vuelve en sí mismo al proceso o modelo de extracción como algo “verde sustentable o amigable con la naturaleza”, sino todo lo contrario, porque lleva a nuevos niveles de destrucción a causa de un insumo finito ante un consumo descomunal. Para nadie es novedad lo nocivo de la explotación minera con la técnica a cielo abierto, pues no hay país en el mundo que no haya sido piso de la devastación y contaminación que ocasiona de forma cotidiana, así como cuando suceden terribles accidentes como la ruptura de presas de jales. Derivado de ello son ya muy conocidos también los impactos socio ambientales que generan, así como en su expresión más álgida sabemos lo que significa el despojo y el desplazamiento forzado. La documentación que existe sobre la temática demuestra que los impactos del modelo extractivo no dependen del tipo del mineral extraído sino del proceso devastador de extracción y procesamiento de los minerales asociados a las minas a cielo abierto, aunque también a las de tumbe y relleno, aunque estas últimas en dimensiones diferentes. Además de destruir por completo y de manera definitiva la superficie de 129 ha de pastizal a causa de la preparación y excavación del tajo, que es el sitio en donde se encuentra el litio, también se proyecta que este proyecto generará 131 millones de toneladas de residuos durante los 20 años de producción, y 25 millones de toneladas de relaves mojados que serán depositados sobre otras 209 ha [19] [20]. Los residuos y los relaves son una mezcla de diversos metales pesados y tóxicos que se encuentran asociados al litio, los cuales al ser expuestos al oxígeno, a la temperatura ambiental y a la humedad, crean una condición de toxicidad en el aire, en el sedimento y en el agua de corrientes superficiales y subterráneas que son clasificadas como pasivos ambientales causales de diversos y graves daños a la salud y al ambiente de forma irreversible. Este proyecto pretende usar 1.41 millones de m3 de agua por año, lo que representa el 77% del total del agua subterránea concesionada en el acuífero Bacadéhuachi donde se encuentra. De acuerdo con los datos del Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el municipio de Bacadéhuachi se encuentra desde diciembre del 2020 hasta la fecha (junio 2021) en una situación continua de sequía extrema. Esta situación de grave estrés hídrico obviamente se agravará tanto por el acaparamiento de agua previsto para la mina, así como por la desaparición de veneros de agua durante el desarrollo de El Tajo, así como la contaminación de corrientes de agua paralelas al proyecto. No es menor que ya existan preocupaciones en la población local que se dedica principalmente a la ganadería y la agricultura, quienes ya sufren los estragos de las sequías actuales como lo afirmado por uno de ellos;"No puede hacer más que comprar suplementos, concentrados y sales mineralizadas, porque el pasto que arrancan del suelo no es suficiente" [21]. En relación con el agua se suma también la preocupación de un potencial derrame en la mina, así como de la contaminación de las fuentes de agua que podría generar en el nivel regional como ya sucedió en el 2014 tras el vertido tóxico de la mina Buenavista del Cobre del Grupo México que desembocó en los ríos Bacanuchi y Sonora. La tribu Yaqui ha expresado su preocupación sobre la posible contaminación de las fuentes de agua y estrés hídrico que podría generar este proyecto [23]. Por ahora no existe o no es identificable aún, un proceso de oposición fuerte por parte de la población local tanto del rancho de la Ventana y del ejido de Ejido Bacadéhuachi donde pretende desarrollarse la mina. La situación de pobreza y de falta de empleos, agravada por la sequía actual, genera también expectativas y contradicciones de que este proyecto minero podría traer empleos para la población local. Sin embargo, muchos habitantes han declarado no tener por ahora ninguna información clara al respeto a los pagos que hará la empresa para usar sus tierras, sobre los posibles empleos para la población local o sobre los impactos negativos que generará este proyecto como la han mencionado varias personas de esas comunidades: “Pero aún no ha quedado muy claro ese pago que se va a hacer, para nosotros era incómodo, hubiéramos preferido que hubieran pasado por otros lugares, pero tampoco estamos en contra: más que nada, porque el pueblo carece de fuentes de empleo…, no tenemos idea qué tan bien pudiera irnos” ;“para uno, es una esperanza en partes, decimos, porque van a sacar veneno, que van a perjudicarnos aquí”; “pues como uno no sabe, es ignorante, si va a ser veneno o sí va beneficiar tanto a Bacadéhuachi“ [21]. Esas declaraciones muestran el nivel de desinformación y en consecuencia, de la gran asimetría entre los intereses transnacionales y las comunidades locales que se exponen a ser engañados con las ya conocidas falacias del progreso y desarrollo minero en México, cuando en realidad las empresas y el gobierno aprovechándose de la situación socioeconómica tan compleja que viven las comunidades, omitirán por completo los graves impactos socioambientales que generarán. Otro aspecto que suele explicar la poca movilización local actual en contra del proyecto es el clima de extrema violencia y de control territorial existente en la región y en particular en el estado de Sonora, estado minero líder pero igual líder en ejecuciones de defensores de la naturaleza, y basta recordar los recientes asesinatos en el ejido de El Bajío [24], así como de varios integrantes del pueblo Yaqui, además de decenas de acciones de criminalización en contra de defensores del territorio [25] [26]. Es conocido que en la zona del proyecto hay una fuerte presencia del crimen organizado que ya opera con sinergias de control creadas por los otros proyectos mineros ubicados cerca de este nuevo emplazamiento [27], lo que hace más complejos los procesos de resistencia que viven en hostigamiento y sometimiento permanente, aunque desde el gobierno, las cuentas alegres de los millones de dólares opacan la realidad de violencia en la cual vive la población; “progreso y desarrollo es primero y no puede haber opositores al futuro”. La REMA alerta que el aumento de la violencia será sin duda alguna, otro de los impactos negativos que generará este proyecto minero, ya que este tipo de enclaves siempre se encuentran asociados a diferentes niveles de contubernio con distintos grupos armados legales e ilegales [28]. Al igual como sucede con cualquier tipo de proyecto relacionado al modelo extractivo, este proyecto de envergadura mundial también generará despojo, desplazamiento forzado y daños a la salud y al ambiente de la zona en general. Estos impactos son indisociables del modelo extractivo minero que la propuesta de transición energética corporativa pretende actualmente fomentar a nivel global. (See less) |